La bailarina guayanesa Andrea Betancourt ha ido forjando a pulso su carrera en la danza. Desde muy niña tomó clases en Ballet Zandra Patricia donde moldeó su base y luego ha ido complementando su formación con diferentes capacitaciones.
«A inicios de este año me gané una beca en Escuadra estudio, he estado aprendiendo estilos que poco o nada tienen que ver con el ballet. También he asistido a talleres de salsa, de bachata, este año hice una master class de contemporáneo con el maestro Roberto Padovani, durante la pandemia hice un intensivo de ballet y durante enero y en Semana Santa ví talleres de lírico con el maestro Yolbert Barajas», comenta la chica de 18 años.
El 2023 le llegó con el reto de trabajar junto a la Fundación Centro de Artes Ágape, una nueva propuesta de formación en danza, en la que centra su atención además de una competencia nacional que se pinta en el panorama.
‐¿Cómo te iniciaste en el mundo de la danza?
-Comencé con el ballet a la edad de tres años, de lo que recuerdo, una compañera hablaba mucho de clases de ballet y llamó mi atención.
-¿Qué significa bailar para ti?
-Bailar para mí es mi todo, me hace reír, me hace llorar, me hace frustrarme en ocasiones pero por sobre todo, me hace sentir. Cuando bailo me libero y dejo salir todo lo que soy, separar al baile de mi persona sería como quitarme una parte de mi alma.
-¿Cómo ha sido tu trayectoria artística?
-Ha estado llena de trabajo, trabajo y más trabajo. Ha sido un camino lleno de esfuerzo y de resiliencia, de demostrarme a mí misma que sí soy capaz de hacer lo que me proponga, de vencer esa parte de uno mismo que te hace pensar que no lo lograrás. También ha estado llena de apoyo, de parte de maestros, mis padres (sin ellos no estaría aquí hoy en día), familiares y amigos, todos han puesto un granito de arena en mi camino.
-¿Qué momentos destacarías en tu paso por los escenarios que te hayan marcado?
-Mi primer solo, el hada amarilla, fue la primera vez que bailé un solo en zapatillas de punta (tendría alrededor de 8-9 años) y no fue mi técnica lo que impresionó al público sinó la alegría que transmití, hice que se levantaran a aplaudirme de pie, fue en ese momento cuando me dí cuenta de que la interpretación era mi fuerte. El otro momento que me marca hasta hoy, fue cuando interpreté a la «Reina ratona» en el Cascanueces, tuve que hacer un diálogo actuado donde había que memorizar un guión/improvisar, creo que hasta el día de hoy algunas personas me reconocen por ese papel.
-¿En qué proyectos trabajas en la actualidad?
-Actualmente me estoy preparando para el Caracas Grand Prix, para mí es una meta muy muy importante que me hace sentirme orgullosa y agradecida con la vida y quiénes me han apoyado hasta este momento. También formo parte de la Fundación Centro de Artes Ágape, donde doy clases; mi meta a largo plazo es culturizar al público guayanés sobre el ballet clásico y hacer que más niñas, niños y jóvenes se enamoren de este bello arte al igual que yo.
-¿Qué meta queda pendiente por cumplir?
-Entrar a la compañía de ballet del teatro Teresa Carreño, es una de mis metas finales. Otra de ellas es que mis alumnas lleguen a su máximo potencial, enseñar a otros me ha ayudado a aprender y mejorar; por último, quiero graduarme con el mejor promedio en la carrera que estoy cursando en la universidad.
-¿Qué mensaje compartirías con el público a propósito del Día de la Danza?
-Desde mi perspectiva como bailarina, artista y más importante, como persona, les dejaría el mensaje de volverse sensibles a lo que buscamos transmitirles en escena, a dejarse envolver con la belleza de la fusión de la música con los movimientos del baile y a abrir su mente para apreciar a TODOS y cada uno de los géneros dancísticos, cada pisada que damos en escena es para nosotros, un logro cumplido.
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Instagram: andrea.vba
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