Han pasado más de 20 años de una tragedia sin precedentes, cuando una lluvia incesante provocó la tragedia natural más grande de Venezuela (después del terremoto de 1812, en Caracas), marcando a todo un país y al mundo.

Cuando la montaña decidió bajar
Ese 15 y 16 de diciembre de 1999 pasaron muchas cosas, familias separadas, héroes anónimos, desolación y un miedo indescriptible cuando «la montaña decidió bajar».
Ese diciembre del 99′ llevaba dos semanas de fuertes precipitaciones (que alcanzaron los 1.814 mm), las autoridades declararon en emergencia la zona, pero ya era tarde, el agua trajo como consecuencia el deslave de la parte sur del cerro el Ávila.

En la noche del 15 de diciembre el cerro no aguantó, el agua se volvió un fuerte caudal, llevando con sigo rocas de más de 6 metros de longitud y enormes troncos que se llevaron todo por delante… a gran velocidad.
La primera zona que arrasó el deslave fue Los Corales, la mayoría de las casas fueron tapadas por la corriente, otras fueron destruidas por las rocas al caer, pocas quedaron en pie. Carros, autobuses y árboles fueron arrastrados chocando directo a los edificios, muchas personas no pudieron bajar a tiempo y quedaron atrapadas en sus casas o fueron arrastradas por la corriente. Carmen de Uria y Macuto, junto con Los Corales, fueron las más afectas de la tragedia, tanto que casi desaparecieron del mapa.

La Tragedia de Vargas tocó a todo el país, entre las personas fallecidas había conocidos, amistades, familias y hasta personajes queridos de la tv, como el actor cómico «Jorge Tuero» (Alberto Jorge Debrot) del programa Cheverísimo en Venevisión. Al momento de la tragedia se negó a salir de su casa «esta casa tiene 27 años y me siento seguro en ella», murió tapiado en su casa junto con su esposa, su hija y su pequeña nieta.
Es recordado por una frase célebre de su personaje Rico McRico: «los gobiernos pasan, pero el hambre queda»?
Héroes anónimos y el gran Orión
Esos fatídicos días de diciembre del 99′ sacaron lo mejor y lo peor del ser humano. Hubo héroes anónimos que ayudaron ¡sin pensarlo dos veces!
Algunos bajaron de sus casas seguras, un caso que llegó al corazón fue un grupo de vecinos de Los Corales, quienes arriesgaron sus vidas para salvar a un grupo de niños especiales del Hogar Don Orione, a través una escalera bajaron uno por uno a los niños, salvándolos de ser arrastrados por las aguas.

Los grupos de protección civil, policías y bomberos también salvaron muchas vidas, luchando contra las fuertes aguas. Otras personas hasta albergaron a los sobrevivientes.
No podemos olvidar el héroe más sorprendente y recordado de la tragedia: Orión, el «Perro Valiente«.

Este rottweiller no se le permitió ir con su familia cuando éstos fueron rescatados. La noche del 15 de diciembre, fue dejado a su suerte… sin embargo, Orión salvó a 37 personas, entre niños y adultos, de morir arrastradas por las aguas. No solo nadó en las turbulentas aguas, una y otra vez, sino que guió a decenas de personas a un lugar seguro, esto debido al entrenamiento que recibió de su dueño, Mauricio Pérez.
Manuel movió cielo y tierra para regresar al lugar para ayudar y buscar a su amada mascota, siguió los testimonios del «perro valiente» que salvaba vidas y ¡lo encontró! al reencontrarse ambos siguieron ayudando a los sobrevivientes. Orion murió en 2008.
Los sobrevivientes no sólo tuvieron que preocuparse de la lluvia que escampaba y volvía con fuerza, también tuvieron que cuidarse del «deslave del hombre», personas inescrupulosas que bajaron de las barriadas para robar los objetos de valor de las casas y edificios y, hasta llegaron a violar a algunos sobrevivientes.
Los Niños desaparecidos de Vargas

El resultado del Tragedia de Vargas fue: miles de damnificados, una cifra de 700 muertos o 30 mil muertos, según la fuente, miles de desaparecidos y «extraviados», el caso de éstos últimos es tan terrible como el mismo deslave del cerro. Se trata de 119 niños rescatados de la tragedia sanos y salvos, sus nombres se encontraban en la lista de rescatados y en expedientes policiales, fueron llevados a refugios custodiados por autoridades militares… pero, nunca volvieron con sus familias.

Hubo rumores de tráfico de niños, la madre de uno de estos niños, Luzmila Moy declaró meses después de la tragedia que Aniluz, su hija de 5 años, se la habían entregado a una pareja norteamericana, como Luzmila hubo muchas más denuncias. Las autoridades negaron todas las denuncias al respecto.
Pero ¿qué pasó con los niños? uno de los casos más sonados fue el de la niña: Angely Sofía Nunes de Gouveia, de 10 años. La niña estaba pasando unos días con su tía en Carmen de Uria, su madre Lucinda Nunes de Gouveia (de nacionalidad portuguesa y radicada en la ciudad de Valencia) la había dejado como premio por sus calificaciones, sin imaginar todo el horror que pasaría después. La niña fue rescatada y llevada a los refugios, pero su madre no la encontró, cada vez que iba a un centro le informaban que acaba de irse y así pasaron los años, aún así Lucinda nunca dejó de buscar.

En 2011 el caso de Angely Sofía volvió al ojo público por el «milagro de Facebook», Lucinda encontró a una chica con la misma edad, los mismos rasgos físicos de su hija y lo contundente ¡era sobreviviente de Vargas! Se trataba de Carla Ures.
Carla no recordaba nada sobre la tragedia, las cosas terribles que pasó «llegué a dormir en la calle, pasé hambre y rezaba mucho para que no me pasara nada, porque donde estaba era un barrio horrible«, la chica se encontraba en la misma casa hogar donde fue enviada de niña: Santa María de la Caridad, también le habían dicho que sus padres habían muerto y añoraba tener una familia, una mamá. Lucinda estaba segura que era su hija y la prueba de ADN lo ratificaría, esto hizo que muchas familias tuvieran la esperanza de volver a ver a sus hijos, sin embargo la prueba salió negativo.
Actualmente Carla Ures tiene dos hijos y vive en Caracas, Lucinda vive en Portugal y aún sigue buscando a su hija, sin perder la esperanza de encontrarla algún día.
Sin dudas ese 15 y 16 de diciembre cambió la vida de todo un país, el recuerdo doloroso de esos días y para los sobrevivientes un gran pesar por lo que perdieron, más que bienes, su familia.
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