Luchar contra los kilos es un reto del día a día, no todos son «bendecid@s y afortunad@s». Comer sano y evitar no comer la comida rápida es difícil, pero y si te dijéramos que puedes tener un equilibrio entre la comida que tanto te gusta y la sana ¿no sería perfecto? Según la nutricionista Emily Field es posible.
La formula que utiliza Field para sus clientes, son los tres componentes principales de la comida: grasas, carbohidratos y proteínas ¡ese es el equilibrio! Si lo conseguimos tendremos ganas de hacer muchas cosas, o sea, ya no sentiremos pereza o cansancio.
Debemos verlo de ésta manera: 1) las proteínas tienen un doble trabajo en nuestro cuerpo: darle la potencia a los músculos y evitar sentirnos llenos; 2) los carbohidratos nos dan la energía que necesitamos; mientras que, 3) las grasas ayudan a que nuestras células crezcan sanas, absorbiendo los minerales y vitaminas que necesitan.
Para tener una alimentación equilibrada, las grasas y las proteínas frenan el proceso que transforman los carbohidratos en azúcares, lo que provoca que nos sintamos cansancio unas dos o tres horas después de comer. Esta es la clave, según Field, ya que debemos preguntarnos ¿cómo nos sentiremos en dos o tres horas después de comer? Por ejemplo?
«Un típico menú de restaurante de comida rápida implica que haya una hamburguesa, la misma está preparada por dos rebanadas de pan y una rodaja de carne. Sin tomar en cuenta el queso o las salsas, la mayoría de estas hamburguesas tienen entre 300 y 400 calorías, la gran parte procedentes del pan (unos 40 gramos), la proteína de la carne (unos 17 gramos) y la grasa (10 gramos). Así que si sumamos unas papas fritas le añadiremos aún más cantidad de carbohidratos y de grasas, con el mismo número de calorías, pero nada de proteínas»
O sea, que si escogemos dos hamburguesa solamente y nos olvidamos de las papas fritas, tendremos el doble de proteínas y tendremos el equilibrio que queremos para nuestro cuerpo (aunque siempre habrán elecciones más sanas que hamburguesa?). Pero, lo importante es que, con este equilibrio los niveles de azúcar ¡sean los ideales!
Ya sabes, aplica el equilibrio en tu alimentación, porque alimentarse de forma sana y ponerlo en práctica, ya ¡es otra historia!
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