“Nadie se baña dos veces en el agua del mismo río”, la famosa frase de Heráclito de Éfeso es conseja de cuando ocurre el devenir antes que el ser, y bien puede servir de marco para los tránsitos de Cecilia Paredes, artista peruana y migrante quien muestra, en su individual Soy ese río en Beatriz Gil Galería a partir del domingo 19 de mayo de 2004, una reflexión sensible sobre la identidad más allá de los cambios. Este proyecto cuenta con el apoyo de la Embajada del Perú en Venezuela y el Consulado General del Perú en Caracas.

La artista realiza registros fotográficos de instalaciones tridimensionales, puestas en escena que apelan a la posibilidad de trabajar planos de sentido en la perspectiva, bien por la vía de la representación (acto y registro), bien por la vía de la colección (cartografías, palimpsestos).

Ruth Auerbach, curadora de la exposición, señala sobre esta muestra: “Paredes extiende esta reflexión fundamentada en las leyes y conceptos de la naturaleza como un todo insondable, no sólo del universo físico, sino además del prodigio de la vida y la existencia. Cada obra se presenta como una cartografía apócrifa y una metáfora visual que nos entrega el vasto archivo de su imaginario naturalista para así descubrir el nuestro, en sus complejas composiciones”.

La exposición, dice Auerbach, pareciera cuestionar la responsabilidad que tenemos con los entornos amenazados y opera como un recordatorio de nuestra innegable trascendencia en el planeta.
Bitácora personal
El recorrido de Cecilia Paredes parece inspirado por dos ideas modernistas: la noción de correspondencias enunciada por Charles Baudelaire («Natura es un templo donde vivos pilares dejan salir a veces sus confusas palabras; por allí pasa el hombre entre bosques de símbolos que lo observan atentos con familiar mirada») y la idea de las constelaciones de sentido de Walter Benjamin: las relaciones secretas entre las cosas articulan el humano devenir, como de un transcurso la más de las veces invisible.

Pero, Paredes crea la referencia con sus manos, como obra de arte. Así produce objetos con un alto poder expresivo como es el caso de los mapas palimpsestos, sobrescritos con otras referencias, que ella comenta: “El país visto dentro de un mapa interior acompañado de imágenes, con un mapa literario mexicano, turco, con una composición e imagen ampliada. Le bordo una frase al humanismo, a la visión natural de ser seres nobles.” O el registro de sus instalaciones: “Trabajo con instalaciones en espacios abandonados que anteriormente tenían vida. Me enfoco en la parte textil, con fotografías y bordados a mano. Todo lo hago a mano”.

Porque en los objetos de Cecilia Paredes cada obra es colección en sí misma y cada elemento es un registro con historia, con diferentes velocidades en su transcurrir. Ella, mantiene el reto de seguir sus relatos artísticos como una bitácora:
“En mi primera etapa, me identifiqué con los animales, abordé paisajes en Nueva York. Luego, viví la experiencia de crear en espacios abandonados, que en su momento tuvieron vida”.
Ella, crea paisajes donde utiliza su propio cuerpo como lienzo para la pintura corporal.

La artista, enfatiza que para darle vida a cada uno de sus objetos artísticos se conecta a diario con su proceso creativo. Desde que se levanta, antes de saludar al mundo, revisa los pendientes, se aproxima a sus piezas y luego se adentra en lo cotidiano de su universo para abordar su producción. Es una dinámica que para ella no termina y con la que está plenamente comprometida.

Artista multidisciplinaria
En 2008, Paredes expuso puntualmente en Caracas como artista internacional invitada en la Feria Iberoamericana de Arte (FIA) y ahora llega nuevamente a Venezuela para inaugurar Soy ese río.
Ella, aborda un diálogo vital y una novedosa narrativa a partir de la incorporación de su propia cartografía, donde lo imaginario y emocional impregnan de una gran fuerza telúrica cada propuesta.

Mezcla mapas, con reales y ficticios y realiza una relectura primigenia del cosmos como construcción espiritual. En sus propuestas emerge su fuerte lealtad hacia la naturaleza, en donde se produce el reencuentro con su propia historia. La artista, mantiene una especulación meditativa sobre el espacio celestial y se conecta con principios claves de la vida: el cosmos y el conocimiento.
En 1982, abandonó Perú, su tierra natal, por razones políticas. A la creadora se le presentó una combinación entre las ganas de avanzar y la situación política vivida en Perú para, luego, residenciarse en México durante cinco años. También, vivió en Costa Rica veinticuatro años. En la actualidad, está residenciada en EE UU, específicamente en Filadelfia, donde dicta clases de arte en la universidad de Pensilvania.
En esta dinámica transterritorial, Paredes ha profundizado, permanente, en su formación académica y profesional como artista. Vive y trabaja entre Estados Unidos y Perú, manteniendo siempre su gran conexión afectiva con Costa Rica.

Mientras vivió en Costa Rica esos años le permitieron expandirse, aportar, crecer y la valoración de su propuesta artística. De esta nación recibió apoyo institucional, participación en relevantes eventos artísticos y formó parte de las experiencias que le dieron impulso a los movimientos creadores del país centroamericano. En Costa Rica armó su carrera y vivió el importante apoyo de los museos y espacios culturales dado al arte y sus creadores.
Paredes, recibió el Premio a la Excelencia Iberoamericana de Toro en Zamora, España, en 2022. Ese mismo año, le otorgaron el Premio a la Excelencia Estampa en Madrid. También, se ha hecho merecedora, como reconocimiento a su producción artística, del Premio a la Excelencia en la Bienal de Pingyao en China; Premio Nacional de Grabado en Lima, Perú, y el Primer Premio Bienal de Escultura en San José Costa Rica, país al que ha representado en la Bienal de Venecia. Realizó una residencia de la Fundación Rockefeller en Bellagio, Italia.

Tres cuerpos de trabajo
La curadora ha estructurado el discurso expositivo de Soy ese río en tres momentos estelares para que el público disfrute de la muestra. En el primer segmento se muestran linos impresos con fragmentos de grabados y mapas antiguos, intervenidos con dibujos y textos bordados, que se refieren a una especulación meditativa sobre el espacio celestial, la mitología, el descubrimiento y la astronomía.
En el segundo, se concentra en los tejidos de los antiguos pueblos andinos, especialmente del Perú, que fueron importantes artefactos culturales utilizados tanto en el intercambio como para transmitir la idiosincrasia distintiva de estos pueblos prehispánicos. Sobre este punto, Auerbach dice:
Para Cecilia Paredes la construcción de sus mantos textiles ha sido un proceso personal que remite a la pérdida y a la reparación; en su hacer artesanal, desarrolla una aproximación singular a este importante legado, explorando aspectos estructurales del tejido y del uso de materiales encontrados.
Finalmente, el tercer momento de la exposición muestra cómo la artista se vale de su propio cuerpo como contenedor físico y soporte recurrente donde, a partir de diversos procesos artísticos se fusiona con el entorno natural, logrando una notable transformación camaleónica. Al respecto, Auerbach dice: “En su actual exposición, los «fotoperformances» avanzan hacia una frontalidad ahora desviada de artificios y quimeras; nos remiten a un tiempo de madurez y sosiego dando continuidad a sus obras anteriores, y relacionándose reflexivamente con la naturaleza, el futuro y el conocimiento”.
El domingo 19 de mayo de 2024, a las 11 am, abrirá al público venezolano Soy ese ríoen Beatriz Gil Galería.
Los asistentes podrán experimentar cómo las obras, de la internacional y reconocida artista Cecilia Paredes,operan como poderosas declaraciones de fe que llaman a la expiación, a la rehabilitación, a la conciencia, la memoria y la historia, rindiendo homenaje a las relaciones humanas con la naturaleza.
(Prensa, Beatriz Gil Galería. Caracas, Venezuela. Mayo de 2024)
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